Esta grave acusación, que apunta directamente al Kremlin, se produce en un contexto de represión interna en Rusia intensificada por la guerra en Ucrania. En un video difundido a través de YouTube, Navalnaya afirmó que los resultados de laboratorio de "dos países" han probado que la causa de la muerte de su esposo fue el envenenamiento. Navalny, uno de los críticos más feroces del presidente Vladímir Putin, falleció en febrero de 2024 mientras cumplía una larga condena en una colonia penitenciaria en el Ártico.
Desde el principio, sus seguidores y familiares han sostenido que fue asesinado por orden del Estado ruso.
La nueva declaración de su viuda añade una capa de evidencia tangible a estas sospechas, al referirse a análisis científicos realizados fuera de Rusia, presumiblemente para garantizar su independencia. El Kremlin ha negado sistemáticamente cualquier implicación en la muerte de Navalny y ha afirmado desconocer las acusaciones específicas de Yulia Navalnaya.
Sin embargo, este caso se suma a un historial de envenenamientos de opositores y disidentes rusos tanto dentro como fuera del país. La muerte de Navalny es vista por la comunidad internacional no solo como un acto de represión política, sino también como un símbolo de la brutalidad del régimen contra el que Ucrania está luchando, reforzando la narrativa de que el gobierno de Putin representa una amenaza tanto para sus propios ciudadanos como para la seguridad internacional.