Los civiles que huyen describen una situación desesperada, con la línea del frente acercándose y los ataques volviéndose indiscriminados.

Muchos de los desplazados llegan a centros de registro en localidades más seguras, como Lozova, en la región de Járkov, buscando refugio. Esta ofensiva terrestre rusa demuestra la intención de Moscú de consolidar su control sobre el Donbás, a pesar de la resistencia ucraniana. La táctica de bombardear intensamente las áreas urbanas antes del avance de las tropas busca desmoralizar a la población y facilitar la ocupación, a un alto costo humanitario.