Polonia sufrió una violación de su espacio aéreo sin precedentes cuando una veintena de drones rusos penetraron su territorio, lo que provocó una alerta máxima en la OTAN. Este incidente representa la primera vez que la alianza abre fuego contra activos rusos desde el inicio de la guerra en Ucrania. Entre el 9 y 10 de septiembre de 2025, los sistemas de defensa polacos detectaron entre 19 y 23 drones rusos que habían incursionado en su espacio aéreo. La respuesta fue inmediata: se activaron los sistemas de defensa aérea, se cerró temporalmente el espacio aéreo para aeronaves civiles sobre la ciudad de Lublin, cercana a la frontera con Ucrania, y cazas de la OTAN fueron desplegados para interceptar las aeronaves. Finalmente, 16 de los drones fueron derribados y encontrados en diversas regiones polacas.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, calificó el suceso como “una provocación sin precedentes que pone a prueba la seguridad de Europa Oriental”. El incidente ocurrió en el contexto de los ejercicios militares conjuntos Zapad-2025 de Rusia y Bielorrusia, lo que fue interpretado por analistas como una deliberada demostración de fuerza y una prueba a las defensas de la alianza. A pesar de la evidencia, Moscú minimizó los hechos. La gravedad del evento radica en que constituyó una confrontación militar directa, aunque con vehículos no tripulados, entre la Federación Rusa y un país miembro de la OTAN, materializando el riesgo de una expansión del conflicto ucraniano.
En resumenLa incursión de drones rusos en Polonia marcó una peligrosa escalada, desencadenando una respuesta militar directa de la OTAN y obligando a la alianza a confrontar el riesgo tangible de que el conflicto de Ucrania se extienda a su territorio.