Estos bombardeos, que incluyen el uso de misiles balísticos, han dejado decenas de civiles muertos y heridos. Esta reciente oleada de ataques es vista como una respuesta desafiante de Vladímir Putin a las invitaciones de paz del presidente estadounidense Donald Trump. Entre los incidentes más graves se encuentra el lanzamiento de un misil balístico que impactó la sede del Gobierno en Kiev, un ataque de alto valor simbólico. Además, un bombardeo particularmente letal ocurrió en un pueblo cercano al frente en la región de Donetsk, donde, según autoridades ucranianas, al menos 24 personas murieron.

Las víctimas eran civiles que se habían congregado para recibir el pago de sus pensiones cerca de una camioneta del servicio postal, que quedó gravemente dañada.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, compartió un video que mostraba los cuerpos esparcidos en el lugar.

Estos ataques deliberados contra áreas civiles, lejos de objetivos militares estratégicos, demuestran una clara intención de aterrorizar a la población y aumentar el costo humano de la guerra. La táctica de atacar infraestructura civil y concentraciones de personas se enmarca en una estrategia de escalada que busca quebrar la moral ucraniana y presionar a su gobierno, ignorando por completo las leyes de la guerra y los llamados internacionales a la contención.