“El sueño de él era comprarle una casita a la mamá para que no sufriera más. Decía que allá iba a ganar mejor, que podría ayudarnos y dejar algo para sus hijas”, contó.

Sin embargo, hace aproximadamente 15 días, la familia perdió todo contacto con él.

La preocupación se convirtió en tragedia cuando otros combatientes les confirmaron la noticia de su muerte. “El viernes nos confirmaron que murió junto con otros tres muchachos de Neiva.

Fue un golpe durísimo”, relató su prima.

El drama se intensificó al saber que su cuerpo no pudo ser recuperado, ya que quedó en la zona del enfrentamiento, en territorio enemigo. Según les informaron, intentar recuperar los restos implicaría poner en riesgo a más militares, una situación que deja a la familia sin la posibilidad de realizar un funeral y cerrar el duelo. La historia de Caquimbo refleja la de otros colombianos que, atraídos por la promesa de mejores ingresos, se enlistan en un conflicto lejano cuyas consecuencias son devastadoras.