La administración de Donald Trump está instando a sus aliados europeos a imponer aranceles de hasta el 100% a China e India como medida de presión por su continua compra de petróleo ruso. Esta estrategia busca asfixiar económicamente a Moscú para forzar el fin de la guerra en Ucrania. En un nuevo intento por escalar la presión económica contra el Kremlin, el presidente Trump ha propuesto que los países miembros de la OTAN no solo dejen de comprar petróleo ruso, sino que también apliquen sanciones comerciales severas a los dos principales importadores de crudo de Rusia. La propuesta incluye un aumento de aranceles de entre el 50% y el 100% a los productos provenientes de China, y un incremento al 50% para los productos indios.
“Estoy listo para actuar cuando ustedes lo estén.
Solo digan cuándo”, habría manifestado Trump a sus aliados europeos, condicionando la imposición de grandes sanciones por parte de Washington a que Europa actúe de manera coordinada. Esta estrategia busca cortar una de las principales fuentes de financiación de la maquinaria de guerra rusa. Sin embargo, la propuesta enfrenta obstáculos significativos, especialmente en Europa, donde la Unión Europea avanza en negociaciones para un acuerdo comercial con India, lo que dificultaría la aplicación de aranceles punitivos. Mientras tanto, la UE ha decidido por su cuenta prolongar las sanciones existentes contra más de 2.500 personas, empresas y entidades rusas que contribuyen a la guerra en Ucrania, manteniendo así una presión económica constante pero menos drástica que la sugerida por Estados Unidos.
En resumenEstados Unidos busca intensificar la guerra económica contra Rusia proponiendo sanciones a sus principales socios comerciales, China e India, una medida que, de aplicarse, escalaría significativamente las tensiones comerciales a nivel global.