Esta declaración evidencia la enorme distancia que separa a ambas partes. Las posiciones parecen irreconciliables: Rusia mantiene sus pretensiones maximalistas, que incluyen la desmilitarización, la rendición de Ucrania y la cesión de los territorios que reclama, mientras que Kiev considera estas condiciones inaceptables y exige garantías de seguridad firmes por parte de sus aliados.

En este contexto, el presidente estadounidense Donald Trump, quien se ha posicionado como un mediador en el conflicto, ha expresado su creciente frustración.

“Está agotándose y agotándose rápidamente, pero se necesitan dos para bailar tango”, afirmó Trump, refiriéndose a la falta de voluntad de ambas partes para llegar a un acuerdo. La cumbre entre Trump y Putin en Alaska, celebrada en agosto, concluyó sin un pacto para detener la guerra, lo que ha aumentado la sensación de que los mecanismos diplomáticos desplegados hasta ahora han sido inocuos.

El escenario actual es de un bloqueo total, donde Ucrania resiste militarmente pero sabe que una pérdida territorial podría ser inevitable, y Rusia no cede en sus objetivos.