Sin embargo, esta explicación ha sido recibida con escepticismo en las capitales occidentales.

Tanto Polonia como sus aliados en la OTAN y la Unión Europea han calificado el suceso como una “provocación deliberada” y una “prueba” a las defensas de la alianza. La magnitud de la incursión, con al menos 19 drones penetrando profundamente en el espacio aéreo polaco, hace que la versión de un error accidental sea difícil de aceptar para los líderes europeos. La negativa del Kremlin a asumir responsabilidad o a ofrecer una explicación transparente contribuye a la escalada de tensiones y refuerza la percepción en Occidente de que Rusia actúa de manera agresiva e impredecible, utilizando la negación plausible como una herramienta diplomática para generar incertidumbre y poner a prueba la resolución de sus adversarios.