El presidente estadounidense lamentó la falta de sincronía entre los líderes de Rusia y Ucrania para negociar, señalando: “Es asombroso.
Cuando Putin quería hacerlo, Zelenski no quería. Cuando Zelenski quería hacerlo, Putin no quería. Ahora Zelenski quiere y Putin es una incógnita”.
Esta frustración lo ha llevado a advertir que Estados Unidos tendrá que “intervenir de manera muy, muy fuerte” para forzar una resolución. Sus esfuerzos diplomáticos incluyen la organización de una cumbre en Alaska con Vladímir Putin, que concluyó sin acuerdos concretos, y una presión constante para que se celebre una reunión bilateral entre Putin y Zelenski, algo que el líder ucraniano ha rechazado mientras continúen los ataques rusos. La estrategia de Trump combina la mediación con la amenaza de nuevas sanciones, buscando presionar a Moscú para que cese las hostilidades. Sin embargo, la reciente escalada de ataques por parte de Rusia y la violación del espacio aéreo de Polonia son vistas como una respuesta desafiante de Putin a las invitaciones de paz de Trump.