Esta postura marca la reacción de Washington ante la reciente escalada del conflicto. La Casa Blanca busca coordinar su respuesta con la Unión Europea, como lo demuestra la visita de una delegación europea a Washington para discutir un paquete de sanciones transatlántico. El presidente Trump comentó directamente sobre la situación, declarando: “No estoy contento con lo que está sucediendo en Ucrania, pronto hablaré con Putin”. Esta declaración sugiere una estrategia de doble vía que combina la amenaza de una mayor presión económica con la posibilidad de un diálogo directo con el líder ruso. La disposición a imponer más sanciones se presenta como una respuesta directa a la agresión rusa, particularmente al ataque sin precedentes que afectó a la capital ucraniana.
La amenaza busca disuadir futuras escaladas y castigar a Moscú por sus acciones.
Al mismo tiempo, la mención de una próxima conversación con Putin indica que la administración Trump no ha cerrado los canales diplomáticos y sigue explorando vías para una posible desescalada o negociación, aunque bajo una mayor presión económica.