Las autoridades búlgaras informaron a Bruselas de sus sospechas de que esta "flagrante interferencia" fue perpetrada por Rusia. La Comisión Europea reconoció que este tipo de acciones hostiles son un componente habitual de la estrategia rusa y que el incidente refuerza el compromiso de la UE para aumentar sus capacidades de defensa y su apoyo a Ucrania. La empresa de seguimiento de vuelos Flightradar aseguró que el vuelo de la presidenta no sufrió fallos de navegación ni alteraciones en su ruta, aparte de un retraso de nueve minutos. Sin embargo, el problema de las interferencias y la suplantación de GPS (spoofing) es cada vez más común, especialmente en el flanco oriental de Europa. En junio, 13 Estados miembros enviaron una carta a la Comisión alertando sobre el problema, que calificaron como algo "casi cotidiano y con graves repercusiones en el transporte marítimo y aéreo". Como respuesta, Bruselas está trabajando en un plan específico con la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) y Eurocontrol, además de considerar sanciones contra empresas implicadas en la interrupción de señales GPS.
