Esta amenaza es una respuesta directa al acuerdo alcanzado en París por 26 países para proporcionar garantías de seguridad a Kiev. La declaración de Putin eleva la tensión en un momento en que los aliados europeos de Ucrania buscan establecer un marco de seguridad para disuadir futuras agresiones rusas. Tras la cumbre de la 'Coalición de los Voluntarios', donde se comprometió apoyo militar a Ucrania por "tierra, mar y aire" después de un eventual cese al fuego, el mandatario ruso afirmó que las tropas occidentales "serán objetivos legítimos que pueden ser destruidos" si aparecen en territorio ucraniano. Esta postura subraya la línea roja de Moscú respecto a la presencia militar de la OTAN o de cualquier alianza occidental en su esfera de influencia. La amenaza no solo está dirigida a los países europeos, sino que también busca influir en el debate interno de Estados Unidos sobre su nivel de implicación. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, había confirmado poco antes que sus aliados discutían el posible despliegue de miles de soldados extranjeros, lo que evidencia que la propuesta es considerada seriamente en Occidente. La contundente respuesta del Kremlin busca disuadir la materialización de dicho plan, presentándolo como una provocación que podría escalar el conflicto a un enfrentamiento directo entre Rusia y las potencias occidentales. La advertencia de Putin pone de manifiesto la fragilidad de cualquier acuerdo de paz que no aborde las preocupaciones de seguridad de Rusia, al tiempo que desafía la determinación de la coalición liderada por Europa.
