Rusia ha intensificado sus ataques contra la infraestructura energética de Ucrania, dejando a cientos de miles de hogares sin suministro eléctrico en múltiples regiones. Esta estrategia parece destinada a debilitar la capacidad del país y afectar a la población civil de cara a la temporada de invierno. Una oleada de ataques con drones rusos durante la noche del sábado golpeó infraestructuras energéticas en las regiones de Odesa y Cherníhiv, en el sur y norte del país respectivamente, dejando a cerca de 60.000 hogares sin electricidad. El gobernador regional, Oleh Kiper, informó que los drones destruyeron cuatro centros de distribución. A pesar de la intensidad del ataque, las defensas ucranianas lograron derribar 126 de los 142 drones lanzados por Rusia. Posteriormente, el Ministerio de Energía de Ucrania denunció un “ataque terrorista de gran magnitud” con casi cien drones dirigidos a infraestructuras energéticas y de transporte de gas en seis regiones: Poltava, Sumi, Chernígov, Járkov, Donetsk y Zaporiyia. Esta ofensiva dejó a más de 100.000 viviendas sin electricidad.
El presidente Zelenski confirmó los cortes y afirmó que los servicios de emergencia trabajaban para restaurar el suministro. El Ministerio de Energía calificó estos actos como una “extensión de la política deliberada del país ruso de aniquilar la infraestructura civil de Ucrania antes de que comience el invierno”, describiéndolo como “otro acto de terror energético dirigido a la población civil”. El objetivo de Rusia, según Kiev, es destruir la infraestructura civil del país en la antesala de la estación fría, aumentando la presión sobre la población y el gobierno ucraniano.
En resumenLos ataques sistemáticos de Rusia contra la infraestructura energética de Ucrania han causado apagones masivos, afectando a cientos de miles de civiles. Kiev interpreta esta estrategia como un acto de “terror energético” deliberado para desestabilizar el país antes del invierno, lo que ha llevado a Ucrania a solicitar mayor presión internacional sobre Moscú.