El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha elevado la presión diplomática para que se concrete una reunión entre los presidentes de Rusia y Ucrania, Vladímir Putin y Volodímir Zelenski, advirtiendo que "habrá consecuencias" si el encuentro no se lleva a cabo. Esta iniciativa se enmarca en un esfuerzo más amplio de Washington por mediar en el conflicto, aunque las negociaciones de paz continúan estancadas. La postura de Trump refleja la urgencia de la Casa Blanca por encontrar una salida negociada a una guerra que se ha prolongado por más de tres años. Tras una cumbre en Alaska con Putin, el presidente ruso se mostró dispuesto a estudiar la concesión de garantías de seguridad a Kiev, uno de los puntos clave en discusión.
Sin embargo, no precisó en qué consistirían.
El jefe de gabinete ucraniano, Andriy Yermak, se reunió con el enviado especial de Estados Unidos, Steve Witkoff, para discutir medidas de presión contra Moscú, lo que indica una coordinación entre Kiev y Washington para forzar a Rusia a la mesa de negociaciones en términos más favorables para Ucrania. Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, también ha intervenido, afirmando que si Putin no cumple con el plazo fijado para dialogar con Zelenski, quedará demostrada la falta de palabra del mandatario ruso. A pesar de estos movimientos diplomáticos, la situación en el terreno sigue siendo violenta, con continuos ataques rusos, lo que pone en duda la viabilidad de un cese al fuego a corto plazo.
En resumenLa administración Trump está ejerciendo una fuerte presión para forzar una cumbre entre los líderes de Rusia y Ucrania, utilizando advertencias y la diplomacia coordinada con sus aliados europeos. No obstante, la falta de avances concretos en temas clave como las garantías de seguridad y la continua agresión rusa mantienen las perspectivas de paz en un estado de incertidumbre.