Este suceso ha generado una fuerte condena por parte de las autoridades ucranianas y ha avivado las tensiones con Rusia, que ha sido señalada como posible responsable.
Parubiy, de 54 años, fue una figura central en la política ucraniana postsoviética. Fue uno de los líderes de las protestas del Euromaidán en 2013-2014 que derrocaron al presidente prorruso Viktor Yanukóvich, y posteriormente se desempeñó como secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa antes de presidir el Parlamento de 2016 a 2019.
Su asesinato, ocurrido a plena luz del día, ha sido calificado por el presidente Volodímir Zelenski como un "horrible asesinato", quien ordenó una investigación inmediata para capturar a los responsables.
El partido de Parubiy, Solidaridad Europea, y figuras como el expresidente Petró Poroshenko, han acusado directamente a Moscú. Irina Gerashchenko, copresidenta de la bancada del partido, declaró estar convencida de que detrás del crimen podría encontrarse "el eterno enemigo terrorista: la Federación Rusa y su quinta columna". Por su parte, Rusia ha negado cualquier implicación y ha sugerido que el asesinato podría ser el resultado de una purga interna. Rodion Miroshnik, embajador en misión especial del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, apuntó a una posible lucha de poder entre facciones ucranianas, vinculando a Parubiy con el bando de Poroshenko, "contra quien Zelenski ha lanzado una guerra irreconciliable". El crimen elimina a un símbolo del movimiento prooccidental de Ucrania y profundiza la polarización en un momento crítico del conflicto.