Las regiones afectadas fueron Poltava, Sumi, Chernígov, Járkov, Donetsk y Zaporiyia, ubicadas en el centro, norte, este y sur de Ucrania. El presidente Volodímir Zelenski confirmó que las agresiones dejaron sin electricidad a una gran parte de la población en las áreas de Poltava, Sumi y Chernígov, y aseguró que "todos los servicios de emergencia están trabajando en el terreno para restaurar la provisión lo más pronto posible". El Ministerio de Energía de Ucrania denunció un "ataque terrorista de gran magnitud", detallando que un dron impactó una subestación importante y se produjeron "daños significativos" en infraestructuras gasísticas en la región de Poltava. En un comunicado, el ministerio afirmó: "Los ataques rusos los interpretamos como una extensión de la política deliberada del país ruso de aniquilar la infraestructura civil de Ucrania antes de que comience el invierno". Esta ofensiva se enmarca en los esfuerzos de Ucrania por obtener mayores garantías de seguridad, mientras el enviado especial de EE. UU., Steve Witkoff, declaraba que su gobierno esperaba un acuerdo sobre la guerra para finales de año, una perspectiva que contrasta con la intensificación de los ataques rusos.
