UU., Donald Trump, quien busca organizar una cumbre trilateral con Vladimir Putin y Volodímir Zelenski.

Tras una "histórica" reunión con Putin en Alaska, la Casa Blanca impulsa un proceso de paz cuyos resultados aún son inciertos y están sujetos a fuertes contradicciones. El 15 de agosto, Trump y Putin se reunieron en Alaska, un encuentro que el enviado especial de EE. UU., Steve Witkoff, calificó de "épico" en sus resultados. Posteriormente, Trump recibió en Washington a Zelenski acompañado de líderes europeos. El objetivo principal de estas gestiones es lograr un cese al fuego y establecer garantías de seguridad para Ucrania en la posguerra. Trump ha elevado la presión, advirtiendo que "habrá consecuencias" si los mandatarios de Rusia y Ucrania no se reúnen.

Sin embargo, el camino hacia la paz está lleno de obstáculos. Expertos citados en los artículos coinciden en que la única salida es diplomática, pero su éxito depende de la capacidad de Trump para "persuadir o presionarlos para que se sienten todos juntos". Un punto crítico en las negociaciones es la cuestión territorial, ya que Rusia pretende mantener las fronteras actuales, algo que Ucrania rechaza. A pesar de que el enviado estadounidense Witkoff expresó su esperanza de alcanzar un acuerdo para finales de año, las declaraciones posteriores del Kremlin han sembrado dudas sobre la viabilidad de este cronograma, evidenciando la fragilidad del proceso.