En una declaración contundente, añadió que "la agresión de Rusia solo refuerza nuestra determinación de apoyar a Ucrania y a su pueblo". Las imágenes difundidas mostraban la magnitud de los daños, con la estructura del techo desmontada y los cristales de las ventanas reventados. Afortunadamente, se confirmó que ningún miembro del personal de la misión resultó herido. El ataque a un símbolo tan visible de la presencia y el apoyo europeo en Ucrania fue interpretado como un intento de intimidación por parte de Moscú, especialmente en un momento en que la UE prepara su decimonoveno paquete de sanciones. La respuesta de los líderes europeos fue unánime en su condena y en la reafirmación de su compromiso inquebrantable con la soberanía ucraniana.
