La ofensiva causó daños generalizados en la infraestructura civil; los reportes mencionan la destrucción en edificios residenciales, un centro comercial, una escuela preescolar y la delegación de la Unión Europea. El presidente Volodímir Zelenski declaró que con estas acciones, "Rusia no tiene ningún interés por la diplomacia" y "elige la opción balística en lugar de la mesa de negociaciones". Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, afirmó que "el Kremlin no se detendrá ante nada para aterrorizar a Ucrania". La magnitud del ataque, calificado como el segundo mayor desde el inicio de la invasión, ha sido interpretada como una brutal demostración de fuerza por parte de Moscú en un momento en que se discuten posibles conversaciones de paz, lo que refleja una estrategia de terror para presionar a Kiev y sus aliados.