La jornada contó con la presencia en Kiev del primer ministro de Canadá, Mark Carney, y del enviado especial de Estados Unidos, Keith Kellogg, quienes reafirmaron su apoyo.

Líderes mundiales como el papa León XIV también enviaron mensajes de solidaridad.

Sin embargo, la conmemoración no fue solo diplomática.

Ucrania lanzó una ofensiva con drones en territorio ruso, uno de los cuales provocó un incendio en la planta nuclear de Kursk, aunque sin afectar los niveles de radiación. Otro ataque tuvo como objetivo una terminal petrolera en el puerto de Ust-Luga, cerca de San Petersburgo.

Zelenski justificó estas acciones afirmando: "Así es como Ucrania ataca cuando se ignoran sus llamados a la paz". Con esta doble estrategia, Ucrania busca posicionarse no como una víctima, sino como un "luchador" que ha asegurado su independencia y es capaz de defenderse activamente. La jornada también incluyó un significativo intercambio de prisioneros con Rusia, demostrando que algunos canales de diálogo permanecen abiertos.