Estos combatientes son reclutados con "exquisitas ofertas salariales" que difícilmente obtendrían en su país de origen.

La mayoría son expolicías y exmilitares, a menudo ya pensionados, a quienes el dinero no les alcanza para el sustento de sus familias. A pesar de las promesas de buenos ingresos, los informes indican que la realidad en el frente es muy diferente, y son descritos como "carne de cañón". Las cifras oficiales de la Cancillería colombiana reflejan la gravedad de la situación: actualmente hay un reporte de 122 colombianos desaparecidos en combate y se está a la espera de repatriar los cuerpos de 64 soldados fallecidos. A pesar de los riesgos, y de que muy pocos logran regresar para ver a sus familias, la falta de alternativas en Colombia sigue empujando a algunos a buscar un futuro en los campos de batalla de Europa del Este.