Una intensa actividad diplomática liderada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado expectativas sobre una posible negociación de paz para Ucrania. Las cumbres de alto nivel con los presidentes Vladímir Putin y Volodímir Zelenski han puesto sobre la mesa la urgencia de un cese al fuego, aunque las posturas de las partes involucradas revelan profundas divergencias. La reciente serie de reuniones, incluyendo una "histórica" cumbre entre Trump y Putin en Alaska y un encuentro posterior en Washington con Zelenski y líderes europeos, ha reconfigurado el escenario geopolítico del conflicto. El pragmatismo de la administración Trump, que considera la guerra un error que ha desangrado la economía estadounidense, lo ha posicionado como un mediador clave, aunque su enfoque ha sido descrito como inusual y ha generado tensiones con sus aliados europeos.
Mientras la Casa Blanca impulsa una cumbre directa entre Putin y Zelenski, advirtiendo que "habrá consecuencias" si no se reúnen, desde Moscú llegan señales contradictorias.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha enfriado las expectativas, declarando que "no hay ninguna reunión prevista" y acusando a Zelenski de obstaculizar el proceso al "empecinarse, poner condiciones y reclamar sea como sea un encuentro inmediato". Lavrov insiste en que Putin está dispuesto a un encuentro solo si la agenda está completamente definida de antemano. Por su parte, Zelenski, arropado por líderes de la Unión Europea en su visita a Washington, ha manifestado su disposición a dialogar pero ha subrayado la necesidad de garantías de seguridad como condición previa. Expertos coinciden en que la única salida viable es la diplomática, pero el principal escollo sigue siendo el estatus de los territorios ucranianos ocupados por Rusia, un punto que Kiev considera innegociable y que Moscú ve como una condición esencial para cualquier acuerdo.
En resumenLas gestiones diplomáticas lideradas por EE. UU. han abierto una ventana para la negociación, pero el éxito depende de superar las posturas irreconciliables de Rusia y Ucrania, especialmente en lo referente a las garantías de seguridad y la soberanía territorial.