Además, calificó el posible despliegue de tropas europeas en Ucrania como "absolutamente inaceptable". Este choque de visiones pone de manifiesto el dilema fundamental: Ucrania y sus socios occidentales buscan un compromiso de defensa robusto y vinculante para disuadir futuras agresiones, mientras que Rusia busca limitar drásticamente la influencia militar occidental en sus fronteras, considerando cualquier presencia de la OTAN o tropas aliadas como una amenaza directa.