Posteriormente, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, enfrió las expectativas al declarar que "no hay ninguna reunión prevista", argumentando que la agenda para una cumbre de alto nivel "no está lista en absoluto". A pesar de esto, el Kremlin ha mantenido que no descarta ningún formato de diálogo, siempre que esté cuidadosamente preparado. Por su parte, el presidente Zelenski ha reiterado su disposición a dialogar con Putin, pero ha descartado sedes que considera no neutrales, como Moscú o Budapest. En su lugar, ha sugerido países como Suiza, Austria o Turquía. En respuesta, el gobierno suizo ha ofrecido garantizar la inmunidad a Putin para asistir a conversaciones de paz en Ginebra, a pesar de la orden de arresto de la Corte Penal Internacional en su contra. La dificultad para acordar un lugar y una agenda demuestra que, si bien la presión diplomática de Estados Unidos ha abierto una ventana para el diálogo, los obstáculos para materializar una cumbre siguen siendo significativos, evidenciando que las posiciones fundamentales de ambas partes permanecen muy distantes.