Carney anunció que la ayuda militar canadiense prometida llegaría el próximo mes y hizo un llamado a una “paz justa y duradera”. Los ciudadanos ucranianos también participaron en actos conmemorativos, expresando un fuerte rechazo a la guerra y a la idea de ceder territorios a Rusia como parte de un acuerdo de paz. Sin embargo, la jornada estuvo empañada por la violencia.

Rusia acusó a Ucrania de atacar con drones la planta nuclear de Kursk, mientras que Ucrania respondió con sus propios ataques en territorio ruso.

Zelenski justificó estas acciones como una respuesta a los llamados de paz ignorados, declarando: “Ucrania no es una víctima, es un luchador”.

Estos eventos reflejan el complejo momento que vive el país: mientras se aferra a su identidad nacional y busca apoyo diplomático, la realidad del conflicto armado sigue dominando la vida diaria y las decisiones estratégicas.