Rusia, a través de su ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, ha manifestado que Putin está dispuesto a reunirse, pero solo cuando la agenda esté completamente definida y los temas hayan sido trabajados previamente por expertos. Lavrov fue enfático al afirmar que "no hay ninguna reunión prevista" hasta que la agenda esté lista, y cuestionó la legitimidad de Zelenski para firmar futuros acuerdos.
Por su parte, Ucrania ha expresado su disposición al diálogo, pero bajo condiciones claras.
Zelenski ha propuesto que una cumbre podría realizarse en un plazo de dos semanas, siempre y cuando se definan primero las garantías de seguridad para Kiev.
Además, ha rechazado categóricamente la propuesta de Moscú como sede, sugiriendo territorios neutrales como Suiza, Austria o Turquía. El presidente francés, Emmanuel Macron, respaldó la idea de Ginebra como posible anfitriona, y Suiza ha declarado que otorgaría inmunidad a Putin para asistir, a pesar de la orden de arresto de la Corte Penal Internacional. La Casa Blanca ha indicado que las "conversaciones alentadoras" han llevado a un acuerdo tentativo, aunque los detalles concretos siguen sin confirmarse, dejando a la comunidad internacional a la espera de un avance que podría ser crucial para la paz.