Las autoridades informaron de al menos nueve civiles muertos y decenas de heridos. Uno de los objetivos fue una planta de la empresa de electrónica de origen estadounidense Flex Ltd. en la región de Zakarpatia, donde 19 personas resultaron heridas. Andy Hunder, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Kiev, denunció el hecho afirmando que “Rusia continúa destruyendo y humillando a las empresas estadounidenses en Ucrania”. El presidente Volodímir Zelenski condenó la ofensiva, declarando que Moscú actuó “como si nada hubiera cambiado”, a pesar de las recientes cumbres diplomáticas. El ataque se produjo poco después de las reuniones de alto nivel en Alaska y Washington, lo que fue interpretado por analistas como un claro mensaje del Kremlin de que no cederá en el campo de batalla mientras se exploran vías políticas, buscando así negociar desde una posición de fuerza.
