El objetivo fue presentar un frente común y asegurar que los intereses de Ucrania no fueran marginados tras las conversaciones directas de Trump con Vladímir Putin. La delegación incluyó a figuras de alto nivel como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente francés, Emmanuel Macron; la primera ministra italiana, Giorgia Meloni; y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, entre otros. La analista internacional Brenda Estefan señaló que este acompañamiento “refleja la preocupación europea” y busca enviar el mensaje de un “bloque unido en torno a Ucrania frente a Donald Trump”.
Durante el encuentro, se discutieron las garantías de seguridad para Kiev y los próximos pasos diplomáticos. Zelenski calificó la reunión como un “paso significativo hacia el fin de la guerra”, mientras que Trump anunció que, tras la cumbre, llamaría a Putin para iniciar los preparativos de una posible reunión trilateral. Los líderes europeos, por su parte, insistieron en que una paz duradera no puede lograrse “sacrificando la soberanía de Ucrania” y que no reconocerán anexiones forzadas. La cumbre fue vista como un punto de inflexión, donde Europa buscó equilibrar la mediación de Trump y reafirmar la defensa del derecho internacional, evitando que se repitiera la tensa reunión de febrero en la que Zelenski fue públicamente reprendido por el mandatario estadounidense.