Por su parte, Trump, aunque reconoció que quedaban “muy pocos” temas por resolver, declaró que “no hay acuerdo hasta que haya un acuerdo”.

Una de las consecuencias más importantes de la cumbre fue el cambio en la postura de Trump, quien previamente exigía un alto el fuego como condición para negociar y ahora aboga por un pacto completo, una posición más cercana a la de Moscú. La reunión, que excluyó a Ucrania y a los líderes europeos, fue vista por algunos analistas como un intento de Washington y Moscú de posicionarse como los actores centrales en la resolución del conflicto. Putin aprovechó la ocasión para proponer que el próximo encuentro se realizara en Moscú, mientras que Trump se comprometió a contactar de inmediato a los líderes europeos y al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, sentando las bases para la posterior cumbre en Washington.