Sin embargo, para Ucrania, esta es una línea roja infranqueable.

El presidente Zelenski ha sido enfático al señalar que la renuncia a territorios no es una simple decisión política, ya que “nuestra Constitución lo prohíbe”, lo que requeriría reformas “prácticamente imposibles”.

Esta posición ha sido respaldada firmemente por los líderes europeos.

Tanto Emmanuel Macron como Giorgia Meloni han insistido en que Europa no reconocerá anexiones forzadas.

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, fue categórico al afirmar que “la paz duradera no puede lograrse sacrificando la soberanía de Ucrania”. Este profundo desacuerdo sobre la integridad territorial de Ucrania representa el nudo gordiano de las negociaciones y la barrera más significativa para alcanzar una paz sostenible y justa.