Donald Trump ha sido claro en su postura: Estados Unidos cumplirá un “papel de coordinación”, pero no desplegará “soldados sobre el terreno”.
La responsabilidad principal recaería en las naciones europeas.
Países como Francia, Alemania y el Reino Unido estarían dispuestos a enviar tropas como parte de una fuerza de mantenimiento de la paz. Se ha mencionado que el modelo podría ser similar al Artículo 5 de la OTAN, que consagra el principio de defensa colectiva, pero sin que Ucrania se convierta en miembro pleno de la Alianza, una línea roja para Moscú. El presidente Zelenski ha indicado que los detalles de este paquete de seguridad podrían definirse en un plazo de diez días y que incluirían sistemas de defensa aérea, aviones y otros equipos militares por un valor de 90.000 millones de dólares. Por su parte, Rusia, a través de su canciller Serguéi Lavrov, ha advertido que cualquier acuerdo a largo plazo deberá tener en cuenta “los intereses de seguridad de Rusia”. La viabilidad de este complejo andamiaje de seguridad dependerá de un equilibrio delicado entre las aspiraciones de Ucrania, las exigencias de Rusia y el nivel de compromiso real de las potencias europeas.