Esta tendencia posiciona a la ciudad como un “destino familiar, accesible y diverso dentro del Caribe colombiano”.

No obstante, el gremio hotelero también advirtió sobre un desafío creciente: la expansión acelerada de la “hotelería paralela” o alojamientos no regulados, que operan sin el mismo nivel de supervisión que los establecimientos formales, lo que plantea retos en términos de competencia y calidad del servicio.