La magnitud del evento obligó a las autoridades a declarar la alerta naranja y activar protocolos de crisis para atender a los damnificados. El 20 de octubre, la ciudad soportó un aguacero de más de tres horas que provocó el colapso de vías principales como la Avenida del Ferrocarril y la Calle 22, y afectó gravemente a barrios como Pescaíto, Bastidas, El Pando y María Eugenia. La emergencia dejó un saldo trágico con la muerte de tres personas: Esteban de Jesús Guardiola Martínez, un joven de 17 años que falleció en la Piscina Olímpica tras ingresar de manera irregular; Jorge Molina, quien habría sido alcanzado por un rayo cerca del río Manzanares; y un tercer cuerpo no identificado hallado flotando en el mismo afluente. Además, la infraestructura educativa sufrió daños significativos, con inundaciones y afectaciones en colegios como el IED Rodrigo de Bastidas y Madre Laura. Ante la crisis, el alcalde Carlos Pinedo Cuello activó la Sala de Crisis y los organismos de socorro se desplegaron en el terreno. La causa de esta emergencia fue la onda tropical AL98, posteriormente clasificada como Tormenta Tropical Melissa, que generó inestabilidad atmosférica en el Caribe colombiano. El IDEAM y el Centro Nacional de Huracanes advirtieron que el sistema presentaba una alta probabilidad de convertirse en ciclón, manteniendo en alerta a la ciudad por posibles crecientes súbitas en los ríos Gaira, Manzanares y Piedras, así como por riesgo de deslizamientos. Esta situación subraya la vulnerabilidad de Santa Marta ante fenómenos climáticos extremos y los desafíos en su infraestructura de drenaje.