Este vertimiento afecta a numerosos establecimientos comerciales, incluyendo clínicas, droguerías y restaurantes, que deben convivir con olores fétidos y contaminación.
La exposición a estas aguas servidas, según advierten expertos, incrementa el riesgo de enfermedades infecciosas, respiratorias y gastrointestinales. Este no es un hecho aislado, ya que se menciona una denuncia previa sobre una situación similar en el Mercado Público, lo que sugiere un problema sistémico en la red de alcantarillado de la ciudad. El impacto negativo se extiende al sector turístico, pilar de la economía local, cuya imagen se ve comprometida por la insalubridad en zonas de alto tráfico. Las denuncias apuntan directamente a la Empresa de Servicios Públicos de Santa Marta (Essmar), a la cual se le exige tomar acciones inmediatas para resolver una crisis que atenta contra la “dignidad de una ciudad limpia, habitable y a la altura de su vocación turística”. La persistencia del problema refleja una aparente incapacidad para gestionar adecuadamente el saneamiento básico de la capital del Magdalena.