La proximidad de la celebración de los 500 años de su fundación se ha convertido en un eje central para Santa Marta, enmarcando desde proyectos de infraestructura y eventos conmemorativos hasta agudos debates sobre los desafíos estructurales que enfrenta la ciudad. Este hito histórico funciona como un catalizador tanto para la proyección de un futuro moderno como para la crítica de problemas no resueltos. Por un lado, la administración del alcalde Carlos Pinedo utiliza el aniversario como un motor para el desarrollo. La modernización de la vía al aeropuerto, por ejemplo, es presentada como una obra clave para consolidar a Santa Marta como “un destino de talla internacional” de cara a la celebración. De igual forma, eventos de gran visibilidad como el Primer Encuentro de Egresados del Caribe de la Universidad Externado se realizan en el marco de esta conmemoración, aprovechando el simbolismo de la fecha para realzar la importancia histórica y cultural de la ciudad.
Sin embargo, el quinto centenario también es invocado para señalar las deudas pendientes.
El senador Marcos Daniel Pineda criticó duramente que la ciudad llegue a esta fecha con un sistema de alcantarillado colapsado, lo que evidencia que sus problemas más básicos persisten. De este modo, los 500 años se convierten en una narrativa dual: una de orgullo, avance y oportunidad, y otra de urgencia, reclamo y la necesidad de soluciones concretas a problemas estructurales que han afectado a la ciudad por décadas.
En resumenLos 500 años de Santa Marta no son solo una fecha conmemorativa, sino un catalizador que impulsa tanto la ejecución de obras de desarrollo como un necesario debate público sobre las fortalezas y debilidades de la ciudad. Esta dualidad define el camino de la capital del Magdalena hacia su quinto centenario.