Esta situación ha encendido las alarmas entre comunidades pesqueras, expertos y autoridades políticas, quienes exigen una intervención inmediata y coordinada para frenar el deterioro del ecosistema.
La alerta inicial provino de los pescadores locales, quienes observaron cómo la planta comenzó a cubrir vastas áreas del cuerpo de agua, causando la muerte de especies, afectando los manglares y obstaculizando la movilidad fluvial, esencial para la pesca artesanal. La diputada del Magdalena, Linda Cabarcas, ha denunciado que la crisis no solo amenaza el sustento económico de comunidades palafíticas como Nueva Venecia y Sitionuevo, sino que también representa un riesgo para la salud de sus habitantes. Por su parte, la Corporación Autónoma Regional del Magdalena (Corpamag) confirmó la presencia de la especie invasora, pero las acciones de fondo aún no se han materializado, lo que ha generado críticas. Expertos como la exviceministra de Ambiente, Sandra Vilardy, han instado al Ministerio de Ambiente, Corpamag, Invemar y Parques Nacionales a adelantar “una acción conjunta frente a esta invasión biológica tan acalorada con profundas consecuencias sociales, económicas y ecológicas”. En la misma línea, la diputada Cabarcas manifestó: “No podemos permitir que esta situación continúe deteriorando la vida y el sustento de nuestras comunidades”. El llamado es unánime hacia la articulación de esfuerzos institucionales para implementar medidas urgentes y planes a mediano plazo que permitan contener la emergencia, proteger la biodiversidad de la ciénaga y garantizar la seguridad alimentaria de las miles de familias que dependen de este vital ecosistema.