Como consecuencia directa de estas lluvias, se reportó que los ríos Guachaca, Palomino, Don Diego, Manzanares y Gaira alcanzaron niveles críticos, generando una alerta máxima para las comunidades ribereñas.

Este fenómeno incrementa considerablemente el riesgo de crecientes súbitas y deslizamientos de tierra, sobre todo en zonas de alta pendiente. Ante este panorama, las autoridades han difundido una serie de recomendaciones para la población, instando a evitar el tránsito por carreteras inestables durante los aguaceros, buscar refugio seguro en caso de tormentas eléctricas, no permanecer en áreas abiertas y asegurar tejados y estructuras que puedan ser afectadas por vientos fuertes. Esta alerta cobra mayor relevancia en un contexto en el que la ciudad ya enfrenta las consecuencias de eventos invernales previos, como lo demuestra la masiva entrega de ayudas humanitarias a miles de familias damnificadas. La persistencia de las lluvias y la vulnerabilidad de los ecosistemas fluviales de la Sierra Nevada subrayan la necesidad de fortalecer los sistemas de monitoreo y respuesta a emergencias para prevenir futuras tragedias en Santa Marta y sus alrededores.