Los hechos violentos se han concentrado en corregimientos como Guacamayal, Tucurinca, Julio Zawady y Orihueca.
Entre las víctimas se encuentran una pareja asesinada en su vivienda, varios jóvenes y un hombre de nacionalidad venezolana que trabajaba como mototaxista. La brutalidad y frecuencia de los ataques, perpetrados por sicarios en motocicleta, han generado un clima de miedo entre los habitantes. La situación ha sido calificada como una “calentura” que no da tregua, convirtiendo al municipio en el más golpeado por la criminalidad en el Magdalena. La respuesta de las autoridades ha sido la militarización de varios sectores y el envío de un cuerpo especial del Gaula para reforzar las acciones contra la criminalidad y la extorsión. Según el secretario del Interior local, Héctor Zuleta Rovira, se adelantarán patrullajes permanentes y operativos de control para desarticular las estructuras criminales.
Sin embargo, la comunidad sigue consternada, como lo demuestra un enfrentamiento entre la Sijín y presuntos delincuentes que dejó como víctima colateral a un adulto mayor, Fredy Sarmiento, quien fue alcanzado por una bala perdida frente a su casa. Esta crisis de seguridad en Zona Bananera es un factor de desestabilización para Santa Marta, dada la proximidad y las dinámicas criminales compartidas que amenazan con extenderse a la capital.