Esta escalada de violencia obligó a la administración local a solicitar medidas urgentes para restaurar el orden público y proteger a la comunidad.
Los hechos de sangre ocurrieron en diversos corregimientos como Tucurinca, donde una pareja fue asesinada; Guacamayal, con múltiples homicidios; y Julio Zawady, entre otros. La brutalidad y frecuencia de los ataques, perpetrados por sicarios en motocicletas, generaron un estado de zozobra entre los habitantes. En respuesta, el secretario del Interior y Convivencia Ciudadana, Héctor Zuleta Rovira, anunció el despliegue de un cuerpo especial del Gaula para combatir la extorsión, uno de los delitos que más afecta a la región. Adicionalmente, se dispuso la militarización de varios sectores con patrullajes permanentes de la Policía Nacional. Estas medidas buscan no solo aumentar la presencia de la fuerza pública, sino también adelantar labores de inteligencia para desarticular las estructuras criminales que operan en el territorio. La ola de violencia en Zona Bananera es el epicentro de la crisis de seguridad que vive el Magdalena, departamento que registró un total de diez homicidios durante el mismo fin de semana festivo.