Los sicarios ingresaron al establecimiento y, sin mediar palabra, abrieron fuego directamente contra ellos.
Los artículos describen la escena como una celebración de fin de semana que terminó “bañada en sangre”, subrayando el impacto y la brutalidad del crimen. La naturaleza del ataque, ejecutado con precisión y en un lugar público concurrido durante el día, sugiere que se trató de un acto de sicariato. Este evento ha generado preocupación entre los ciudadanos y ha puesto el foco en los desafíos de seguridad que enfrenta la ciudad respecto a la violencia y el crimen organizado. Los nombres de las víctimas y los posibles móviles del crimen no fueron mencionados en los artículos consultados.
El suceso interrumpió la tranquilidad de la jornada dominical y dejó una estela de conmoción en la comunidad local.







