Sin embargo, este impulso se ve amenazado por un problema estructural.

Según una advertencia de Cotelco, la asociación hotelera, la capacidad de las viviendas turísticas informales en Risaralda ya supera a la de los hoteles formales. Estos alojamientos operan sin cumplir con la normatividad vigente en materia de impuestos, seguridad y calidad, lo que crea una competencia desigual que afecta la sostenibilidad del sector formal. Esta dicotomía plantea un desafío para las autoridades: cómo seguir fomentando el turismo y la innovación mientras se establecen mecanismos de control y regulación que garanticen una competencia justa y un desarrollo ordenado del sector de alojamiento.