La administración de Pereira ha puesto en marcha el programa "Parques Vivos y Corredores Verdes", una estrategia que busca articular el potencial ecológico de la ciudad con los entornos sociales para mejorar la calidad de vida, aunque su implementación ha revelado un enfoque dual que incluye tácticas de control social. Por un lado, la iniciativa es presentada como un esfuerzo para crear espacios públicos más amigables y sostenibles, conectando la naturaleza con la vida urbana. El objetivo es que los ciudadanos puedan disfrutar de parques y corredores que no solo embellezcan la ciudad, sino que también contribuyan al bienestar físico y mental de la población.
Sin embargo, otra faceta del programa ha generado controversia.
Dentro de la estrategia se contempla el uso de "urbanismo táctico y arquitectura hostil" para recuperar zonas que presentan problemáticas sociales complejas. Específicamente, se busca intervenir parques, puentes y áreas aledañas a establecimientos comerciales donde es común la presencia de habitantes de calle y el consumo de sustancias psicoactivas. Esta aproximación, si bien busca mejorar la seguridad y la percepción de estos lugares, plantea interrogantes sobre el desplazamiento de poblaciones vulnerables y la criminalización de la pobreza, en lugar de abordar las causas estructurales de estas problemáticas. El debate se centra en si el programa logrará un equilibrio entre la recuperación estética y ambiental del espacio público y el respeto a los derechos humanos de las personas que habitan en él.
En resumenEl programa "Parques Vivos" en Pereira busca mejorar los espacios públicos integrando ecología y vida social, pero su uso de "urbanismo táctico" para abordar problemas como la indigencia y el consumo de drogas ha generado un debate sobre sus implicaciones sociales.