Más de 500 indígenas de la comunidad Emberá regresaron voluntariamente a sus territorios ancestrales en Risaralda y Chocó desde Bogotá, en lo que fue calificado como un exitoso proceso humanitario. Sin embargo, la noticia se vio ensombrecida por un accidente de tránsito en el que un campero que transportaba a una familia retornada cayó a un abismo en Pueblo Rico, Risaralda, dejando a un menor gravemente herido que fue trasladado a Pereira. La Unidad para las Víctimas coordinó el retorno de 523 personas a Pueblo Rico, un proceso que contó con el apoyo de la Defensoría del Pueblo y las alcaldías locales, proporcionando transporte, alimentos y atención médica.
Este esfuerzo busca garantizar un regreso digno y seguro para las comunidades desplazadas.
Trágicamente, en la vía Panamericana, a la altura del corregimiento de Santa Cecilia, un campero con siete ocupantes, incluyendo cuatro menores, se accidentó.
El conductor de 23 años perdió el control del vehículo, que rodó unos 15 metros. Maicol Álzate, del Cuerpo de Bomberos de Pueblo Rico, informó que uno de los menores sufrió un trauma craneoencefálico severo y fue “remitido de urgencia hasta una clínica de Pereira”, lo que evidencia el papel de la capital risaraldense como centro de atención médica de alta complejidad para la región. Este suceso resalta los riesgos que enfrentan las comunidades en su retorno y la fragilidad de las condiciones de seguridad en las vías rurales del departamento.
En resumenAunque el retorno de más de 500 indígenas Emberá a Risaralda fue un logro humanitario, un trágico accidente en Pueblo Rico, que requirió el traslado de un menor herido a Pereira, subraya los peligros y desafíos que aún persisten para estas comunidades.