Este subsidio busca no solo cubrir las necesidades inmediatas del traslado, sino también proporcionar un capital inicial para que las familias puedan estabilizarse en su territorio ancestral en el Resguardo Unificado Chamí.

Durante la transición, se priorizó la protección de los menores, con 150 servidores públicos dedicados a su cuidado y a la realización de actividades pedagógicas.

Sin embargo, el proceso no está exento de desafíos, ya que persisten denuncias por violencia intrafamiliar que seguirán su curso judicial.

La gran incógnita es si este apoyo económico será suficiente para generar un arraigo sostenible y romper el ciclo de desplazamiento que ha afectado históricamente a esta comunidad.