La intervención busca aliviar parte del tráfico pesado y particular que satura esta vía diariamente.

No obstante, la noticia evidencia un desafío financiero considerable.

El hecho de que el presupuesto asignado solo cubra una fracción del proyecto total plantea interrogantes sobre la financiación de las fases restantes y el cronograma completo de la obra. La ejecución por tramos podría generar nuevas problemáticas de movilidad en los puntos de transición entre la vía antigua y la nueva doble calzada. Para los ciudadanos y el sector transportador, el inicio de la construcción es una noticia agridulce: por un lado, se materializa una obra necesaria, pero por otro, la solución integral a la congestión del corredor parece lejana. La gestión de recursos adicionales por parte de las autoridades locales y nacionales será determinante para garantizar la continuidad y finalización de una de las obras de infraestructura vial más estratégicas para la competitividad de Pereira y Risaralda.