Risaralda depende de aproximadamente 450 acueductos comunitarios que abastecen a más de un millón de personas, lo que hace imperativa la protección de las fuentes de agua. La estrategia a nivel departamental se centra en la restauración de cuencas y la promoción de la educación ambiental como pilares para garantizar la sostenibilidad del recurso a largo plazo. La situación pone de relieve la doble necesidad de actuar en dos frentes: por un lado, asegurar la potabilidad del agua que llega a los hogares rurales mediante supervisión y apoyo técnico inmediato, una tarea liderada por la Personería en Pereira; y por otro, implementar políticas de conservación ambiental que protejan los ecosistemas que proveen el agua, un esfuerzo de mayor alcance que compete a las autoridades departamentales.