Estos ataques forman parte de un patrón más amplio de intimidación contra el personal del INPEC, con eventos similares reportados en Cali, Bogotá y Armenia. Las fuentes de inteligencia sugieren que alias ‘Pipe Tuluá’, líder de la banda ‘La Inmaculada’, podría estar orquestando estos ataques, ofreciendo supuestamente hasta 5 millones de pesos por cada guardia asesinado para presionar a las autoridades. En respuesta, se llevó a cabo una importante operación conjunta de la Policía y el Ejército en Palmira. Tras identificar los vehículos utilizados en el crimen, las autoridades localizaron a los sospechosos en los barrios Manuela Beltrán y Zañarto. La intervención derivó en un enfrentamiento armado, tras el cual se capturó a varios individuos.

Los informes varían, mencionando entre tres y ocho detenidos.

Durante la operación, se incautó un considerable arsenal que incluía un fusil, varias pistolas, un revólver, municiones, teléfonos celulares y prendas similares a las de las fuerzas de seguridad.

Las armas incautadas están siendo sometidas a análisis balísticos para confirmar su uso en el homicidio de Becerra.