Esta cifra consolida al festival como un motor económico clave para la ciudad, con beneficios que se extienden a hoteles, restaurantes, transporte y comercio en general. La inversión pública en la organización y en los conciertos gratuitos se ve así justificada no solo por su valor social y cultural, sino también como una estrategia de desarrollo económico y promoción turística. Al generar un evento de esta magnitud, Palmira no solo ofrece entretenimiento a sus ciudadanos, sino que también se posiciona como un destino atractivo en el calendario de festividades de la región, capaz de competir con otros grandes eventos y de capitalizar los beneficios del turismo.