Como medida preventiva, el Metro suspendió el paso de trenes en este tramo, afectando a unos 140.000 usuarios diarios.

Para mitigar el impacto, se implementó un plan de contingencia que incluyó buses gratuitos entre las estaciones afectadas y rutas peatonales seguras. Los trabajos de reparación, que se extendieron de manera ininterrumpida, involucraron a más de 80 operarios y el uso de más de 650 toneladas de materiales como roca y concreto para rellenar la oquedad y estabilizar el terreno. Gracias a este esfuerzo, el servicio se normalizó el domingo 26 de octubre, dos días antes de lo previsto.

El alcalde Federico Gutiérrez destacó la rápida respuesta: “Vamos superando esta contingencia”.

Sin embargo, la celebración se vio opacada por una tragedia ocurrida en la madrugada del mismo domingo, cuando un conductor en estado de embriaguez invadió la zona de obras en la Avenida Regional, arrollando a cuatro trabajadores. Uno de ellos falleció en el sitio y otros dos resultaron heridos. El alcalde expresó su dolor por el suceso: “Lo hago en medio de la tristeza que tengo por la muerte de uno de los trabajadores que estaba ayudando a superar esta situación.

Un conductor ebrio generó esta situación”.

Este incidente resaltó los riesgos asociados a las obras y la imprudencia de terceros, marcando un contraste doloroso con el éxito técnico de la reparación.