El animal presentaba severas heridas en la zona perianal, producto del uso prolongado de pañales humanos. Según los informes, había permanecido cuatro meses en una vivienda donde incluso pasaba tiempo sobre el lomo de un perro, lo que agravó su estado de desnutrición e irritación.

El segundo caso involucra a un mono capuchino, también juvenil, que fue rescatado por la comunidad tras conocerse que sus captores presuntamente le suministraban sustancias psicoactivas para mantenerlo quieto. El supervisor del CAVR, Andrés Gómez, señaló que la valoración profesional identificó la posible utilización de estas sustancias.

El animal llegó con bajo peso, pelaje sucio y alto nivel de estrés.

Ambos primates se encuentran bajo cuidado especializado en la sala de neonatos del centro.

Las autoridades recordaron que detrás de cada cría en cautiverio suele haber una madre asesinada, y que la tenencia de fauna silvestre es un delito que causa un profundo sufrimiento animal y un grave daño a los ecosistemas.

Solo en el último año, el CAVR ha recibido 45 monos cariblancos y ocho capuchinos, la mayoría crías, lo que subraya la magnitud del problema.